-05 La canción del príncipe azul / La chanson du prince charmant

par La Señorita y Odile

Pendant quelques années j’ai travaillé dans une boîte de production. On était une équipe essentiellement féminine et jeune. Sauf les chefs qui étaient des hommes plus âgés. Mon chef direct était un Milanais très grand appelé Dario, réalisateur de reality shows « à l’italienne ».

Nous on écrivait dans un open space, chacune devant son ordinateur, et lui il sortait de son bureau et il se promenait en observant son domaine. Il était drôle aussi, il nous faisait rire et de temps en temps il avait des accès de tendresse et il nous embrassait. Un jour je suis allée maquillée au boulot et en rigolant il m’a dit « francesina, aujourd’hui t’es venu maquillée comme une puttana ». Je ne sais pas la tête que j’ai fait mais il ajouta « c’est une blague » . Quant il me laissa seule avec mon envie de pleurer, une collègue qui nous avait vus est venue me montrer son soutien : « c’est un con ». Il avait la réputation de dépasser les bornes avec les employées (bien qu’il était marié et que sa femme parfois bossait avec nous).

Un jour, en passant à ses côtés il me donna une claque sur les fesses et je n’ai rien dit. Peu de temps après il recommença et ça a commencé à me préoccuper sérieusement. Quand je le voyais rôder je m’asseyais ou je m’appuyais contre un mur. Quand je l’ai raconté à mon copain ça lui a paru scandaleux et inadmissible : « Tu dois lui faire face Odile, dis-lui d’arrêter », et je répondais « Ce n’est pas si facile… ».

J’essayais de l’éviter mais tôt ou tard il s’arrangeait pour me donner sa petite fessée quand je baissais la garde. Au boulot je l’ai dit à quelques collègues mais la réponse était toujours « il fait ça à toutes les filles »

Je me sentais seule. Au bureau j’avais peur de mon chef, et à la maison j’avais peur que mon copain me demande si j’avais réglé le problème.

Je pensais le dénoncer à ses supérieurs ou bien aller lui parler franchement à son bureau, mais finalement, je ne sais pas comment, je suis arrivée à la conclusion que le meilleur moyen d’éviter les attouchements de Dario était de rendre publique la situation dans notre entourage le plus proche, de le mettre en évidence devant les collègues avec lesquels on travaillait tous les jours, créer des témoins. On était au centre de la rédaction entourés d’une demi douzaine de personnes et il me redonna sa fessée, alors de manière ferme et en haussant bien la voix je lui ai dit « Dario ne me touche plus le cul » . Il était très embarrassé, mes collègues le regardaient, et il répondit « Mais il n’y a pas de mauvaise intention, c’est comme si tu étais ma fille… » et moi : « Oui, mais mon cul le touche qui je veux et quand je veux ». L’affaire finit là.

J’ai travaillé encore quelques années avec lui et la relation continua cordialement. C’est curieux, j’ai commencé à le haïr profondément seulement quand j’ai arrêté de travailler dans cette boîte.

Odile

Trabajé unos años en una productora. Éramos un equipo esencialmente femenino y joven. Salvo los jefes que eran mayores y hombres. Mi jefe directo era un Milanés muy grande llamado Dario, director de reality shows “a la italiana”.

Nosotras escribíamos en un open space, cada una con su ordenador y el salía de su despacho y se paseaba observando “sus dominios”. También era divertido, nos hacia reír y de vez en cuando le daban arrebatos cariñosos y nos abrazaba. Un día que fui maquillada al trabajo me dijo riendo “francesina, hoy vienes al trabajo pintada como una puttana” Yo no sé como le miré que añadió “es una broma mujer”. Cuando me dejo sola con mis ganas de llorar, una compañera que nos había visto vino a mostrarme su apoyo : “es un gilipollas”. Lo cierto es que tenia fama de pasarse de la raya con las empleadas (aunque estaba casado y su mujer a veces trabajaba con nosotras).

Un día me dio una palmada en el culo al pasar y yo no dije nada. Poco después lo volvió a hacer y empecé a preocuparme seriamente. Cuando lo veía merodear me sentaba o me apoyaba contra una pared. Cuando se lo conté a mi novio, le pareció escandaloso e inadmisible : “Plántale cara Odile, dile que pare”. Y yo respondía “no es tan fácil…”

Yo intentaba evitarle pero tarde o temprano se arreglaba para darme su palmadita en el culo cuando menos me lo esperaba. En el trabajo lo comenté con algunas compañeras pero la respuesta general era “se lo hace a todas”.

Me sentía sola. En el despacho tenía miedo de mi jefe y en casa tenía miedo de que mi chico me preguntara si lo había solucionado.

Pensaba en denunciarlo a sus superiores o bien ir a hablarlo francamente con él en su despacho, pero finalmente no sé como llegué a la conclusión de que el mejor modo de librarme de los tocamientos de Dario era hacer pública la situación en nuestro entorno cercano, ponerle en evidencia delante de los compañeros con los que trabajábamos todos los días, crear testigos.

Estábamos en el centro de la redacción rodeados de media docena de personas y él volvió a tocarme el culo, entonces de manera firme y elevando mucho la voz dije “Dario, no vuelvas a tocarme el culo” se quedó cortado, mis compañeros le miraban y respondió “Te toco sin mala intención como si fueras mi hija” y yo : “Ya, pero mi culo lo toca quien yo quiero y cuando yo quiero“. Ahí se terminó la cosa.

Todavía trabajé unos años con él y la relación continuó cordialmente. Es curioso, sólo empecé a odiarlo profundamente cuando dejé de trabajar en esa empresa.

Odile

2 réflexions au sujet de « -05 La canción del príncipe azul / La chanson du prince charmant »

  1. Estoy convencido de que él es un claro ejemplo de hijo de la gran « puttana », aunque dudo que su madre tenga la culpa.

    Supongo que socialmente estos temas tienen que avanzar un poco más y así entre que los tíos nos demos cuenta de que no sois culos a los que golpear y vosotras chicas que deben callar, llegaremos a un punto de entendimiento. Y si hay personas que no quieren entenderlo, pues habra que volver a explicárselo.

    Y sí, odio la paz social, el diálogo infinito y todas esas herramientas de las cuales se vale el supuestamente superior para campar a sus anchas por nuestras vidas y nuestros miedos.

    Dario estés donde estés, no te deseo medias tintas: Te deseo lo peor.

    Un beso fuerte Odile,
    Juanma.

  2. Enhorabuena Odile por atreverte a convertir algo tan íntimo en creación artística. La foto cambiante de tu cara es muy enigmática ¿quién soy? quién eres tú, quién soy yo, respecto a quién… Un beso enorme y esperamos tus siguientes creaciones !!!